viernes, 23 de agosto de 2013

Sentirse jinete.



"Hay mucha gente que monta a caballo, pero que no son jinetes. Hay mucho personal, que se deja llevar o transportar por su cabalo, pero que no son jinetes.
¿Por qué? Pues porque en esta estúpida sociedad en que nos tocó vivir, está bien visto montar a caballo. Porque esta sociedad usa al caballo como un escalón social para ir subiendo peldaños hasta alcanzar una gloria efímera, fatua, falsa.
(...) Existe una 'guerra social' en la que el que va montado en un caballo, está por encima del que va pie a tierra.
Ahí están las ferias y romerías de nuestra geografía, en las que hay dos públicos: el que va a caballo que se deja mirar, y el que está pie a tierra, que solo mira.
Ser jinete no es nada de lo anteriormente dicho, aunque los jinetes tengamos que sufrir en 'nuestras carnes', todo lo anteriormente dicho.
Ser jintete no es ir sobre el caballo, ni dejarse transportar, ni dejarse llevar, ni dejarse mirar por ir encime de un caballo. Ser jinete es sentir lo que se lleva bajo sí y llevar y conducir el caballo, y no que éste sea el que te lleva a ti.

Ser jinete es aquél que es capaz de 'sentir' las sensaciones del caballo, el que va bajo sí.

Ser jinete es, el que corrige con sus ayudas, las faltas que comete su caballo inmediatamente después de cometidas, e incluso a veces, dar la sensación de corregir antes de producirse la falta.
Ser jinete es, cuando sientes en tu asiento el ritmo de un buen PIAFFÉ.
Ser jinete es, ordenador a tu caballo un cambio de pie solamente con tu mente.
Ser jinete es, que en un alargamiento de trote, te sientes elevado por el aire y que no sientas las pisadas del caballo ni el peso de la gravedad. 
Ser jinete es galopar por el campo, bien sea detrás de un eral o detrás de una liebre perseguida por dos galgos, y ceder la mano o bien, cerrarla, para controlar la velocidad.
Ser jinete es, estar montando en el picadero, sin que nadie te moleste, y sentirte con tu caballo, hagas lo que hagas. Sentir sus trancos en tu cintura, sentir la impulsión que tú le das con tu asiento y con tus piernas. 
¡Esa es la permeabilidad! Que nadie entiende, que muchos maestros han querido explicar en sus libros, que yo no sé si lo habré escrito y explicado con suficiente claridad. Hay otros maestros a los que tampoco se les ha entendido. 

Porque todo esto no es cuestión de estudiar por parte de el discípulo ni de entrega por parte del maestro, esto ni se estudia ni se aprende, esto es 'sentir el caballo'. 
Esto es sentir el Arte Ecuestre." 

Luis Ramos-Paúl y Dávila
De su libro "Sentir ecuestre".



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